Una esponja de maquillaje es imprescindible en tu rutina. Con ella puedes aplicar tu base de maquillaje, iluminador, corrector e incluso colorete en crema. Gracias a su versatilidad, te permite trabajar con casi cualquier tipo de producto, ya sea fluido, cremoso o incluso compacto.
Las instrucciones de la esponja suelen indicar que debe humedecerse antes de usarla para permitir que se expanda en tamaño.
Una vez húmeda, la esponja extenderá el maquillaje uniformemente, evitando dejar marcas en el rostro, además de conseguir un acabado natural. Como opción diferente, puedes probar a utilizarla en seco para conseguir una mayor cobertura, pero siempre debes consultar antes las instrucciones del producto.
Aplica una cantidad razonable de base de maquillaje en el dorso de la mano y sumerge la esponja en ella. Esto te permitirá dosificar mejor la cantidad de base de maquillaje que te apliques en el rostro.
Aplique suavemente la base de maquillaje sobre la piel, evitando arrastrar el producto para conseguir un acabado impecable. Para aplicar la base de maquillaje en las zonas menos accesibles, utilice el extremo de la esponja, y para las zonas más grandes, aplique la base de maquillaje con la parte inferior de la esponja.
Si prefieres el efecto mate, puedes aplicar los polvos con una esponja de maquillaje.